‘Carta sin rumbo’

11.2.23

Después de muchos ¿meses? Escribir aquí se siente como volver a la casa de tu infancia, aquel lugar en el que el momento que sea, te sentirías segura. Este es uno de esos días inesperados en los que consigues inspiración en lo menos pensado. Aquí hay un poco de caos en palabras y sentimientos, pero mucho de mi, de (des)amor. La imagen es lo más cercano a tratar de expresar todo, todo.

🌻🌻🌻

Así debía suceder, de alguna manera estaba escrito hacía mucho. Escucho un poco de música y podría jurar que escucho tu risa mezclada entre la melodía y me río un poco hasta que vuelvo a la realidad. Se sentía casi como soñar despierta…soñar, quizás ambos soñamos mucho, con cambiar un poco nuestra suerte o el futuro. Te gustaba molestarme con que dormía mucho, pero no soñaba, no lo hacía hasta que dejaste de estar aquí. Te mezclaste en mis pensamientos, mis sueños, mi vida, aún estás tan presente.

Te conté porque amaba tantos los girasoles y las estrellas, a veces ambos las veíamos. Sosteníamos nuestras manos cerca al mar, mientras nos reíamos de lo que sea y todo se desdibujaba a nuestro alrededor. Nos sentábamos en el pasto y contábamos nuestros sueños, compartías tus planes conmigo y no podía existir momento más feliz que este, tú hablando de compartir tu vida conmigo. Me escuchaste hablar de lo mucho que amaba leer, las historias de superhéroes, tal vez algunas de desamor porque extrañamente encontraba un sentimiento de esperanza en ellas. Entendiste porque anhelo tanto conservar momentos en fotografías y tú te hiciste parte de ello. Me viste sonreír como niña pequeña cuando observaba el cielo azul, cuando comíamos helado, te quitaba un poco de tus papas fritas o nos perdíamos y debíamos usar maps. Abrigaste mis miedos, acariciaste mi alma y te quedaste conmigo. En la madrugada cuando no lograba conciliar el sueño, te quedabas un poco hasta que pudiera dormir. Recuerdo decirte que nunca habíamos sido amigos, es extraño pero siento que finalmente contigo entendí el verdadero significado contigo. Me enseñaste tu lealtad a la familia, los amigos, en especial a ti mismo. Las letras pequeñas del amor propio que tardé mucho en comprender. Siempre mañana podrá ser un día más brillante, ¿cierto?…

También estaba esa la otra cara de la moneda, lo que escondes debajo de la alfombra porque no quieres ver. Sí, a veces todo no era tan complicado como lo veíamos, creábamos una pequeña tormenta, pero al final fueron muchas de ellas. La desesperanza, tristeza y frustración eran bolas de nieve cayendo hacia los dos. Todo empezó a cambiar lentamente para los dos, empezamos a caminar sobre hielo, a ciegas, a veces las manos atadas. Nos estaba consumiendo poco a poco, a nosotros, nuestros corazones. 

🌻🌻🌻

Siendo sincera, probablemente no vuelva aquí en un tiempito, aunque familiar resulta un poco extraño. Estoy volviendo a leer un poco, a hacer lo que me gusta y pone feliz esperando volverme a encontrar :’)

Psdta. Ey, la creatividad se me fue un poco para titular este pequeño escrito.